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El plástico ahoga la vida. ¡Parece un mensaje alarmista, pero es cierto y debes alarmarte!
El plástico ahoga la vida. Estamos destruyendo silenciosamente el Mediterráneo.
Dependemos del mar, aunque vivas en el monte.
Especialmente, el mar Mediterráneo, que ha favorecido tanto el desarrollo de Europa y desde aquí de muchas partes del planeta, se encuentra en grave amenaza por la contaminación por plástico. Leemos que se estima que cada año más de 229.000 toneladas de plástico terminan en el Mar Mediterráneo, haciéndolo uno de los mares más contaminados del planeta. ¿De dónde proviene este plástico?
- Basura urbana: la mala gestión de la basura de las poblaciones hace que acaben llegando al mar toneladas de plástico. Los residuos urbanos mal gestionados son un GRAN PROBLEMA.
- Actividad industrial: las actividades ilegales o irresponsables del personal en sus actividades profesionales suman toneladas de residuos mal gestionados. Las industrias petroquímicas y textiles son grandes productoras de residuos plásticos que deben gestionarse con responsabilidad.
- Turismo: se detecta que en las poblaciones de más actividad turística se genera más basura, especialmente plásticos, incrementando la cantidad de basura urbana.
¿Cuáles son las consecuencias?
- Impacto en la fauna marina: los animales marinos pueden acaban tragando plástico, confundiéndolo con alimento, o al comer peces que la lo han comido. Una vez que el plástico acaba en sus estómagos, ahí se queda y cada vez hay más y más y menos especio para alimento, con lo que acaban muriendo.
- Deterioro de los ecosistemas: el plástico se acumula en el fondo marino, en las algas, los corales, ... y daña los hábitats hasta poner en riesgo de desaparición o de descompensación a muchas especies. Alteraciones de los ecosistemas que son tan veloces que impiden que las especies puedan adaptarse y acaben desapareciendo en cadena unas tras otra.
- Afectación a la salud humana: el plástico ya está presente en la cadena alimentaria y afectar a la salud de las personas que consumen productos del mar.
Incluso en pescados o mariscos criados en piscifactorías ya hay nano plásticos dado que el agua del grifo ya contiene nano plásticos tan tan pequeños que actualmente aún superan todos los filtros existentes en las plantas de tratamiento de aguas.
El plástico ahoga la vida si se sigue gestionando como hasta ahora. Esto ya se sabe y ahora que se sabe toca actuar de forma decida y sin dejarlo para mañana.
¿Qué debemos hacer para mitigar esta situación?
- Reducir todo lo posible el uso de plástico: utilizar bolsas de tela, evitar los envases de plástico y preferir productos con menos embalaje y menos plástico.
- Reciclar correctamente: separando los plásticos de la basura para depositarlos en los contenedores de reciclaje adecuados.
- Participar en acciones de limpieza: colaborando con iniciativas de limpieza del Mediterráneo, o de tu ciudad, etc. Porque todo el plástico que quede abandonado acabará en el agua tarde o temprano.
- Promover la concienciación: informando y educando sobre este problema.
Actúa para salvar el Mediterráneo, para salvar la vida, porque toda la humanidad dependemos de que la naturaleza siga viva. Tú también, con tus pequeñas acciones contribuyes a mejorar la situación si haces las cosas bien. Por favor, promociona el post en redes sociales y otras plataformas online.
¡Ayúdanos a difundir este mensaje y proteger el planeta y la salud!
Un futuro sostenible:
El plástico ahoga la vida. Tu salud también depende de lo que haces. Con tus conductas responsables y apoyando a acciones colectivas, puedes frenar la situación. Recuerda: la lucha contra la contaminación por plásticos es un esfuerzo colectivo. ¡Súmate al cambio! En HogarECO, actuamos día a día de forma activa, y contribuimos con nuestros productos a reducir los consumos de plásticos y de energía. Una de las opciones para reducir el uso de plásticos y de energía es el uso de botellas térmicas de acero inoxidable. Con las botellas térmicas de acero inoxidable evitas grandes cantidades de plástico y de energía para mantener frías las bebidas.
Cada vez que abres la puerta del frigorífico tu consumo energético aumenta, y eso se refleja en tu factura de luz. Según tu tarifa, puede llegar a costarte unos 2 céntimos cada segundo de puerta abierta.