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Factura energética por las nubes y aún hay quien se calienta quemando cosas.
Esta semana estamos sufriendo otro aluvión de noticias y bulos sobre la factura energética. La inflación sigue por las nubes, el precio de combustible también, y se sigue gastando tiempo y dinero de impuestos en un plan de contingencia que lejos de solucionar el problema de los costes y la contaminación que genera el quemar cosas, se dirigen a lo contrario: A empeorar el problema.
El enorme daño social que causan los consumos de combustibles, especialmente en instalaciones domésticas (mucho menos eficientes), está verificado, y, por tanto, hay gobiernos derivando todo el consumo hacia tecnologías limpias y eficientes desde un planteamiento sostenible socialmente: Ecológico y económico.
Pese a los avances técnicos y tecnológicos, fruto del conocimiento y esfuerzo puesto por personas de todo el mundo, cada día surgen bulos que toman calidad de verdad al llegar a personas con gran capacidad de difusión que los creen y le dan valor con argumentos que parecen coherentes para todas las personas sin una adecuada formación en materias técnicas avanzadas al respecto (que, sin lugar a duda, son la mayoría).
Por tanto, aun habiendo solución para que ningún domicilio pase frio por cuestiones económicas, y que la forma de calentarse sea realmente ecológica, al final, los bulos llegan al parlamento, y hasta en base a ello, se legisla.
Nueva tarifa regulada por el Gobierno para el gas
Aparece una nueva tarifa que se activa, según leemos, el miércoles 19 de octubre de 2022 y que dicen que afecta a 1.700.000 hogares y va a poner un tope a todos esos edificios que gasten más de 50.000 kW. ¡Aún así seguirán pagando unas facturas elevadas frente a quienes usan una calefacción ecológica de muy bajo consumo!
En las tarifas para particulares, el Gobierno dicta una tarifa regulada en la que pone un tope máximo al precio que se cobrará a quien lo consuma.
Todo eso, siempre que la renta de la unidad familiar no supere los 16.000€ en el caso de personas solas o de 20.000€ si son 2 personas o 28.000€ si son más.
Aún así, calentarse quemando cosas, sea gas o sea otra cosa, sigue siendo una opción contaminante, y más costosa.
Habiendo ya países que tienen estudiado los perjuicios que ya causa el consumo de gas natural, y han decidido dejar de permitirlo como combustible para uso doméstico en favor del uso de la electricidad como la fuente que sigue siendo más adecuada, tiene poco sentido destinar impuestos a pagar parte de coste del gas en vez de a resolver el problema y destinar ese dinero a implantar sistemas ecológicos, económicos,... y, en definitiva, sostenibles.
En todo caso, cada persona puede resolver su problema de forma particular y reducir tanto su factura energética como el daño que causa al medioambiente y a la salud de las personas y con ello a la economía.
Las factura de la luz y el agua
Hay dos novedades más, para los que pagan luz y para los que pagan agua. En la factura de la luz se establece el bono social reforzado, que afecta a todos los que cobran hasta 868 € al mes, con una reducción ampliada de su factura, aunque con esa reducción sigue siendo una tarifa que genera facturas elevadas frente a otras existentes en el mercado.
Además, se crea una nueva ayuda a un nuevo tipo de unidades de convivencia en un mismo domicilio con una consideración de vulnerable, a las que se les va a pagar una parte de la factura, y que dicen que llega a ser 1,5 millones de domicilios. Aparece un nuevo bono, el referido al agua. Y se va a reforzar el bono social térmico para pagar más a quienes vivan en zonas más frías siendo un pago único el que se les haga.